miércoles, 31 de octubre de 2007

La libertad de Ser... Parte 2

…¿Y qué elegir? ¿Esto o aquello? ¿Hablar de mi ansiedad? “Ay mira no lo sé Kyle, con todo lo raro que pasa en este pueblo, ¿no podría ser que halla algo que yo no entienda?” Y no lo termino de entender.. Esta vez voy a empezar diciendo que somos hedonistas por nacimiento, a menos que alguien haya nacido eligiendo la insatisfacción pues según veo la vida no tiene sentido sin todo cuanto nos puede generar gusto, dicha, orgullo y por tanto, hacernos seres humanos plenos. Anteriormente he mencionado las “características de nuestra condición humana” y quiero aclarar que me refiero únicamente con dichas palabras al acontecer biológico que como seres vivos nos hace similares, pues si de civilidad y comportamiento humano hablamos, si difiero en pensar que existan parámetros que nos identifiquen como grupo, ya que son las subjetividades de nuestra idiosincrasia individual las que definen lo que alcanzamos a ser incluso cuando formemos parte de una etnia, raza o cultura. Esto por el simple hecho de que obedecemos a necesidades diferentes de afecto o autorrealización: dos gotas de agua podrán ser parecidas pero jamás iguales.

Entonces, volviendo a lo de las elecciones, ¿qué necesito para encontrarme vivo dentro de la sociedad con base en esta libertad de ser con la que jugaba en la primera parte de este ensayo? Diría antes de todo; fe, creer en algo y que ese algo sea yo: mis capacidades, mis objetivos y mi autovaloración. Después necesitaría crecer y la educación es el fruto que alimenta al cerebro, que cual músculo, entre más se ejercita más se fortalece. Es importantísimo elegir ser alguien en la vida a través de los medios del saber, pues esto te da poder; aquel que piense que es demasiado bueno para que otro le enseñe no sabe que este mundo es demasiado malo para alguien con una idea así. Es imprescindible el acto de aprender porque es el cimiento de las demás elecciones, ¿cómo seré capaz de elegir lo que quiero si no conozco nada? ¿cómo enfrentar y revolucionar o discutir sobre algo que no me cabe en la cabeza? Simplemente no es posible pues darle la vuelta a un plano alrededor de su propio eje es igual que la ignorancia: no te lleva a ningún lado y peor aun, así te mantiene.

Elegir la política es darse cuenta de lo que antes he dicho: necesitamos unos de los otros, vaya, que ningún hombre es una isla. Y ahora que me han educado y que sé de donde vengo puedo trazar una línea mas o menos perpendicular que me guíe hacia donde quiero estar. Aprender del pasado, entender los errores y comprometerse con el futuro habrán de engendrar en mi un hambre por evolucionar. Ya se que yo no elegí ser mexicano o vivir en una zona rural del país donde la marginación es pan de todas las cenas, pues bien, mi tarea es ver que mi pasado (no deliberado por mi) no fastidie mi futuro. Ser político es en el mejor de los casos hacer la diferencia entre opinar y abogar. Claro que ello implica responsabilidad y conciencia; ya sabemos que el que cualquiera quiera volver a México del primer mundo no significa que pueda, menos si se piensa que “Borgues” escribió “El llano en llamas” y que además ganó un premio Nóbel. Y no es una exageración. Necesitamos revolucionarios no desvergonzados. Saber de la verdad es otra característica que da soporte a nuestras elecciones, Fernando Svater refiere que no hay verdades absolutas y estoy completamente de acuerdo. Y lo sustento en el simple hecho de que las subjetividades son dignas de toda verosimilitud mas quien sabe si sean veraces. Podría decir que la verdad no sé ni que día es hoy y que no sé si la verdad vaya a haber un mañana… Así que, tomar por verdad lo que es tangible y utilizarle para favorecer el avance de la humanidad en búsqueda de mejores elecciones.

De regreso a lo de la educación, habría también que tomar en cuenta la moral y la ética como parte de una formación integral y decir ¿hasta que punto soy libre sin hacer a otro mi prisionero? Vivimos en democracia o eso es lo que tanto promovemos. Pero lo cierto es que las ideas de sólo unos cuantos se respetan y más padre aun, son menos las que nos importan y es que no es obligación mía interesarme de la vida del vecino, a menos que esta me afecte directamente, como no es problema de él si pienso que este me es indiferente. ¿Apoco no? La democracia es extraña ¾pienso, o quizá en los términos que la vivimos porque no a todos nos satisface. Me atrevo a decir que a lo mejor todo empieza una vez más en la legislación, en la educación y las revoluciones; deberíamos establecer primero que es lo que nos rige como ciudadanos antes de hablar de democracia, pero algo que realmente nos haga identificarnos como tales, no meras ambigüedades. Ya con esto, vamos pues a gobernarnos pero como señala Savater, dejándonos gobernar antes para saber que es lo que nos hace falta.

El placer es parte de lo bello y lo justo, tal y como lo fue para Cicerón. Es un disfrute de las circunstancias de lo humano y nada tiene que ver con la represión a la que los puritanos ¾en palabras del autor¾ intentan someternos. “ El valor de elegir” es un libro que nos adentra a la profunda reflexión de lo que es justo para el hombre y lo que es una injusticia porque no hace que el individuo se pueda desarrollar. El beneficio de la sociedad es el pináculo de dicha argumentación so hedonismo no obnubilador que siembre en el ser la facultad de utilizar una ética y una estética de lo contingente. La contingencia y su elección es trascender, condimento de la superación a la que ya he hecho mención. Hace falta también rechazar todo indicio dogmático que ¾por muy leve que sea, pueda manchar nuestra libertad.

Al decir que el placer como objetivo de nuestra filosofía no debe cegarnos, debo remarcar que es precisamente porque nada debe nublar nuestra mente al elegir pues es ello lo que queremos evadir al construir nuestra liberación. El que nos centremos en perseguir lo que queremos no significa que corramos contra el mar si no sabemos nadar, o sea, ¿para qué abrir lo ojos si te tapas los oídos? ¿para qué hablar si vivo bajo la mesa amarrado a una caverna que es mi mundo, en el que nada existe mas que yo pues nadie mas que yo dejo subsistir? Definitivamente hay más en la vida que eso. Elegir a la humanidad es otra obligación: soy parte de un sistema, así que funciono gracias a que otros cumplen sus funciones también. Este enorme aparato es la sociedad y sus instituciones, de las cuales no soy prisionero sino elemento. Y uno muy activo. Ser pasivo es mas que ser mediocre, es conformarse con lo que los demás nos dan.

Por último, sobra decir que sólo la vida y como consecuencia; la madurez, nos dirán a que placeres y a que elecciones renunciar. Esto mediante el entendimiento de la razón del otro que nos dará como regalo el arte de la convivencia que tanto añoramos y necesitamos para elegir con valor.

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