lunes, 29 de octubre de 2007

El micrófono… ¡un juguete de moda!

Me despierto taciturno… el fin de semana ha sido largo y detesto particularmente levantarme temprano. El frío no me ayuda y Carmen me recuerda que ya es demasiado tarde; las 7:55 de la mañana y no espera. Por principio de cuentas, debo confesar que los noticieros me aburren definitivamente e indignan en la mayoría de las veces; por eso no recurro a ellos: porque son incongruentes y lo dejan a uno con la impresión de que lo sabe todo o que no se sabe nada y yo prefiero lo segundo. A Carmen la conozco hace tiempo, le he observado y escuchado en Primer Plano y en virtud de las contadas ocasiones a las que me refiero, puedo decir que es una interlocutora indomable. Me dispongo ésta mañana a escucharla en Hoy por Hoy, el programa de W Radio del que tanto hablan los que saben y que yo por flojedad sintonizo hoy por vez primera.
De entrada, la voz de esta mujer me jala… como un imán, como exquisito chocolate caliente en invierno, justo como el empujón que tanto necesito… esa voz... su voz; me habla de alguien que no encuentra en la palabra simple y el discurso barato la inmediatez de sus intereses y la aproximación a sus grandes preguntas… directa y sin tregua lleva sus cuestiones a veces por un sendero poético y de diplomática amabilidad… el intento falla y va al grano. Intercambia y pone aquí y allá sus preguntas pero no deja se le vaya una; es preciso llegar al pináculo de lo que se aspira y de lo que se obtiene. Saca partido de cada respuesta y las vuelca en categorías: son ejemplos, son subjetividades, es lo que se quiere que entendamos o ¿es la verdad? ¿y tú que harías? Simplemente me fascina.

En entrevista con M. Fabio Beltrones y tan sólo en cuestión de minutos, descubro todas las cualidades que ésta comunicóloga egresada de la UNAM tiene por micrófono y bien dice el Instituto Mexicano del Sonido: “el micrófono se ha vuelto un arma de moda” y que dichoso sería que los que se dicen lideres de opinión o la voz, los ojos o los oídos o no sé cuantas partes más del cuerpo de la sociedad hicieran realmente comprometerse con un periodismo serio y de calidad. Desafortunadamente se rinden a los deseos de otros y hacen del micrófono su juguete de moda y la canción les queda perfecta… “el micrófono se ha vuelto un arma de moda, yo prefiero utilizarlo para hablar en las rolas, aunque luego mi discurso sea bien limitado y mis rimas sean baratas como... zapatito blanco, zapatito azul…” Así pues, dice Beltrones: “lo que está haciendo Fox es eludir… eludir responsabilidades” y cuando la locutora le cuestiona sobre las acusaciones de Fox con respecto a sus supuestos nexos con el narcotráfico; el sonorense se limita a responder: ““yo tengo ya una conclusión que es de carácter jurídica misma que él no tiene”, a fin de cuentas lo mío es concluyente, lo de él queda pendiente…” pero Carmen no se queda tranquila e insiste y le pide contestar lo que se le presenta, las repuestas se tornan evasivas y finalmente se le pregunta sobre sus aspiraciones a la presidencia para el 2012 y dejando claro que no está entre sus objetivos.

Otra de las cosas que ha llamado mi atención sobre la entrevista al senador priista es su insistencia hacia la salud mental y las capacidades del expresidente: “Vicente Fox es un hombre engañado, quizá la persona que lo está engañando debe estar muy cerca de él, a lo mejor un mal analista…” (Sic). Aristegui le pregunta “¿a quién te refieres?” y éste únicamente ríe y cambia de tema. Es evidente a quien se refiere y la entrevistadora no se detiene más en ese punto. Pero sí añade que la Secretaría de la Función Pública se niega a realizar una entrevista con W Radio sobre si están dispuestos a investigar las irregularidades de lo ocurrido en Campeche en las plataformas de PEMEX la semana pasada y sobretodo acerca del tal enriquecimiento ilícito de la familia Fox. Más tarde llega al programa un comunicado de dicha secretaría “aclarando” que hará algo al respecto. Hace bien Carmen en leerlo tal y como le ha sido entregado porque éste no dice absolutamente nada y queda clarísimo que el problema le es irrelevante a ésta institución del gobierno. Alegan que simplemente hay una confusión… el documento en sí es una tomada de pelo.

La emisión entonces, me ha atrapado. Carmen Aristegui no sólo tiene la facultad para entrevistar magníficamente sino que es en el momento preciso del hecho que puede usar ésta capacidad suya de leer entre líneas y analizar a fondo lo que se le presenta y exprimirlo. En repetidas ocasiones detecto las barreras que el entrevistado le pone, pero sin mayor esfuerzo; ella les da la vuelta y se hace de las propias. Es delicioso y le da a uno la impresión de que se puede intuirlo todo; justo en el momento en que entrevistado y entrevistador chocan y nos regalan al público una tercera interpelación. Escuchaba yo la conversación y analizaba, de repente ya sabía lo que uno diría y otro añadiría… y el hecho de que te hagan pensar; es lo único que te salva de ser completamente aburrido o totalmente ciego. El programa tiene además un dinamismo envidiable; la información viene y va de manera fácil y concisa: rica en contenido y pobre en subjetividades –como debe ser, cuando me di cuenta el tiempo había pasado inmediato. Me sabía informado para ese momento.

Y es que como comunicólogo siento un compromiso inapelable con la fidelidad a la información, no puedo quedarme inmóvil ante el contexto en el que vivo y dar oídos sordos a ésta responsabilidad que conforme avanzo en mi carrera a la defensa del mensaje comunicativo viene y me toma más constantemente. Quiero la verdad y la verdad es un océano duro de surcar pero no sucumbo ante los puentes cuando vienen a mi, ¡brinco! y cada vez –poco a poco- busco uno más alto… lo que hace Carmen es defender lo ineludible, nuestra realidad. Noticieros hay hartos; pocos buenos, malos muchos y otros tantos fácilmente infames pero si alguien de entre la nube de gases narcotizantes que nos arrojan los medios nos extiende un salvavidas con que podamos al menos hacernos paso entre los desaparecidos y los dandis, o los bunburistas, o los byronistas, o los narcisistas y demás fabulas sin moralejas e irrealidades del acontecer en México; entonces podemos despertar sobrios y por voluntad propia ser capaces de elegir lo que queremos o ya aunque sea lo que no. Lo que necesitamos a veces es más ser informados que comunicados. La información tiene un valor único, ¿por qué no buscarla?

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