viernes, 15 de enero de 2010

Haz lo que tengas que hacer...

Hace un mes tuve una pesadilla en la que súbitamente moría... así sin dejar rastro, sin deber nada... porque así es cuando te vas de repente, cuando sólo esperas el momento y no hay vuelta atrás... Yo vine de la luz una vez... Lo recuerdo perfecto, fue en 1990 o quizás back to 1985's era... Me da risa porque todo comenzó con un color rosado que lo impregnaba todo... Acto seguido cierro los ojos y lo siguiente que recuerdo es ese túnel infinito de luces... Creo que volví, aunque no estoy seguro de si ya llegué... Luego una noche en una carretera creo que antes de llegar a Cuernavaca tuve la premonición de los acantilados... Uno en perlas sobre arena y otro en Santiago a los pies de la virgen del cobre... Pero he tenido pesadillas recurrentes siempre y la noche siempre ha estado ahí, en los pantanos sacados de la radio, en los frascos con alacranes hunidos en alochol... el río subterrano entre Asia y yo y las historias del metro y el viaje a los tiempos de la revolución en el futuro de los que ya he hablado antes.

***

Llegué a mi casa y tomé un baño, me envolví en cobijas de lana y ya no pude dormir... Y ya no puedo... Todo se tornó gris y tuve miedo pero el miedo tiene lógica y yo sucumbí ante la euforia... Sentíase como mi sangre corría a través de un torrente... Tranquilo pensé y tomé el camino y entonces todas la imágenes vinieron a mí: mi corazón latía y con cada latido el tiempo corría en dirección contraria, me puse a llorar y pensé; "este es el fin"... y entonces lo vi todo y Nada para siempre...

Nada.

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Es como cuando la pantalla del televisor tiene interferencia... o no, más bien fue como si la energía eléctrica fuera y viniera en fracciones de tiempo infinitas y entrecontara la imagen, vi como el cuadro se partía, era la televisión que cualquier momento se apagaba y tuve miedo, el miedo de toda mi vida... pánico.

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-Haz lo que tengas que hacer, y la noche fue bien. La mañana pudo ser la última.

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¿Alguna vez se te ha subido el muerto?

Yo recuerdo la noche en que papá murió. No podía moverme, escuchaba un sollozo en la distancia y me puse a imaginar en todas las cosas que de niño me enseñaste... Ángel de mi guarda... dulce compañía... Padre nuestro que estás en el cielo... Llena de gracia, el Señor es contigo... y ese pasillo entre la morgue y yo se hizo angostísimo...

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¡TE ODIO! ¡TE ODIO¡ ¡TE ODIO¡

Las voces venían de todas direcciones...
Tenía los ojos cerrados...
Veía en todas direcciones...
Era el diablo.

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Anoche no podía dormir. A veces siento que ya nunca podré.

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